Ciencia para el optimismo pragmático

Mark Stevenson, autor del libro «Viaje optimista por el futuro». Fuente:http://flowindia.wordpress.com/people/

En enero de 2011  Mark Stevenson, un escritor británico,  escribió un libro titulado «un viaje optimista por el futuro». En cierto modo podría decirse que es un libro de divulgación científica, pero el secreto de su éxito se debe a que, en medio de un panorama de crisis mundial y de oscuros augurios para la humanidad, el autor ofrece una visión optimista del futuro del ser humano.

No se trata de un análisis profundo ni sistemático de la compleja realidad actual, ni se proponen sugerencias específicas para problemas concretos de nuestra sociedad. Simplemente se aporta una perspectiva diferente en la que la Ciencia y la Tecnología juegan un papel esencial. El libro acertó con un detalle muy simple: en una sociedad en la que los medios de comunicación han descubierto que la crisis también «vende», como «venden» todas las calamidades humanas, y los mensajes pesimistas casi saturan el flujo de información, muchos esperan una interpretación optimista de lo que va llegar. En un océano de pesimismo, muchos estarán dispuestos a agarrarse a la más pequeña tabla de optimismo que encuentren en su deriva; pero si parece grande, mejor.

Logo de LOPO (League Of Pragmatic Optimists)

Por eso, no es de extrañar que unos meses después, a finales de 2011. Mark Stevenson fundara en Londres, ciudad en la que reside, la denominada Liga de los Optimistas Pragmáticos, un aparentemente caprichoso nombre que, sin embargo, resume bastante bien la filosofía del grupo. Desde entonces, Mark se ha convertido en una especie de gurú de una corriente de pensamiento que propugna el optimismo activo y colaborativo como estilo de vida y estrategia para un mundo mejor. Su presencia en los medios de comunicación es notable y ya se han formado numerosos grupos de la LOPO (acrónimo de su nombre en inglés) por ciudades de todo el mundo, incluidas muchas donde se habla el castellano.

Lo más soprendente es que las ideas clave que se propugnan desde LOPO son obviedades que no haría falta discutir; sin embargo, son presentadas de una forma que, en el actual panorama de pasiva observación pesimista, atraen la atención con un estilo propio y renovador.

La situación de crisis mundial ha provocado diversas consecuencias negativas, pero en particular hay una más sutil que otras y que, sin embargo, tiene la máxima importancia. Parte de los individuos de nuestra sociedad han asumido un sistema atribucional externo, en el que se considera que la mayor parte de lo que el futuro nos guarda va a depender de las decisiones y acciones que otros tomen o, aún peor, de imponderables que no pueden ser gobernados por nadie. Escuchamos hablar de la economía financiera actual y se nos antoja un monstruo extraño que hemos creado pero que nadie comprende plenamente y cuyos movimientos impredecibles podrán determinar nuestro futuro. Un sistema así sólo invita a la indolencia, puesto que se pierde la confianza en que nuestras acciones tengan una influencia apreciable en nuestro porvenir.

Es posible que  la Liga de los Optimistas Pragmáticos tenga mucho de fenómeno mediático del tipo «autoayuda». Su discurso tiene un eficaz estilo simplificado y propagandista, propio de estos fenómenos; pero, en cualquier caso, me parecen interesantes dos detalles:

En primer lugar, propugna un sistema atribucional interno tanto en la vida del individuo como en el esquema social, en el que nuestras acciones personales y la de grupos de colaboración son la pieza clave de nuestro futuro. Es decir, estimula las actitudes de iniciativa personal y responsabilidad compartida, y esas son dos cualidades muy necesarias en nuestra sociedad.

Por otra parte, la Ciencia y la Tecnología están en el centro ideológico de todo el discurso. En realidad, si se analiza brevemente la declaración de principios de la organización, los ocho que figuran como ideario de la Liga son viejos conocidos actividad de la Ciencia y la Tecnología. No te lo pierdas:

Los 8 principios de LOPO a la luz de la Ciencia

  • Un optimismo sin complejos sobre el futuro

La Ciencia es, por definición, optimista, ya que asume que vivimos en un Universo que, al menos en parte, es accesible a nuestra comprensión y control. La Ciencia trabaja no sólo para conocer y comprender el mundo que nos rodea, sino también para mejorar las condiciones de vida del ser humano, controlando porciones de la Naturaleza en nuestro beneficio. Sin duda, la Ciencia y la Tecnología también están en el origen de problemas del ser humano, pero es indudable que la civilización occidental está basada en el optimismo científico como vía de progreso y que gran parte de las mejoras de nuestra calidad de vida se deben a esta actividad.

  • Los miembros se involucran en proyectos que superan sus propias capacidades
Profesor A. McManus

Profesor A. McManus

El científico se sitúa, humilde, ante las dimensiones colosales del Universo. Incluso en los tiempos en los que los científicos actúaban de forma más o menos solitaria, la colaboración es uno de los rasgos esenciales de la actividad científica. Nadie duda de que la empresa de comprender el Universo es un trabajo colosal que supera a cualquier ser humano, pero eso no evita que muchos científicos trabajen de forma colaborativa para alcanzar objetivos que individualmente serían inimaginables. Toda la historia de la Ciencia moderna es un relato de trabajo en equipo.

  • Tus historias y opiniones están bien, pero tus hechos están mejor.

La Ciencia actúa, la Ciencia experimenta. El científico no plantea hipótesis por el simple disfrute intelectual de sí mismo, sino porque sabe que esas ideas son posibles piezas del conocimiento del Universo, que deben ser comprobadas, y que para ello tiene que diseñar experimentos y, luego, llevarlos a cabo. Las comprobaciones experimentales son la estrategia básica que va alumbrando el camino más apropiado hacia el conocimiento.

  • Cometer errores está bien; no intentarlo es irresponsable

Si hay una actividad humana donde se valore y asuma el error, esa es la Ciencia y la Tecnología. Un resultado negativo nos aporta información que probablemente no esperábamos sobre la comprensión de  determinada porción del Universo; y esa información puede ser valiosa para reconducir nuestros esfuerzos en otra dirección. El error es la puerta de un nuevo camino más prometedor. Con frecuencia, si de un experimento se obtienen todos los resultados esperados a la primera, es que se trata de una porción de la Naturaleza muy bien conocida y, por tanto, es posible que nuestro hallazgo sea poco relevante. Las grandes revoluciones científicas, desde el helicoentrismo a la estructura atómica de la materia, han llegado como alternativas a modelos aneriores que acumulaban contradicciones y fracasos que obligaron a su revisión.

  • Eres lo que haces, no lo que te propones hacer

En la Ciencia se valoran los trabajos científicos que no sólo plantean posibilidades sino que evaluan su veracidad. No puede publicarse un trabajo que simplemente diga, «podrías ser que…» Especular es gratis, pero la mera especulación es poco valorada, incluso criticada, en el terreno científico. La Ciencia se comporta como una evaluadora sistemática de ideas sobre la Naturaleza. A toda reflexión científica debe seguir una acción que evalúe la validez de las conclusiones a las que creemos llegar. A diferencia de otros campos de conocimiento, las opiniones soló son tenidas en cuenta en tanto exista algún apoyo experimental.

  • Las ideas están para ser compartidas, no protegidas

Aunque con algunas excepciones, la base del conocimiento científico es compartir ideas. Las grandes tareas científicas sólo son posibles gracias a que las ideas de unos son el punto de partida de las de otros. Ante los grandes problemas, la Ciencia suele seguir la estrategia analítica de subdividir el problema en otros de menor envergadura hasta construir un árbol o jerarquía de cuestiones accesibles. La solución secuencial de éstas permitirá construir el edficio de conocimieto más completo.

  • Los miembros se ocupan de gestionar su cinismo, y de tenerlo bajo control.

El cinismo incluye cierto grado  rechazo emocional, de crítica destructiva. En la Ciencia y la Tecnología, las apreciaciones subjetivas, más aún las emociones destructivas, carecen de valor ya que no aportan información a la resolución de un problema.

  • LOPO es apolítica. Todas las tendencias son bienvenidas, pero no vengas a promover la tuya.

Los procesos naturales carecen de sentido político. En el análisis de la validez de una hipótesis científica, una posición política no aporta ninguna información útil. Esto no quiere decir que decisiones políticas no puedan a afectar a la envergadura y campos de trabajo de la Ciencia, pero no a la propia naturaleza de su actividad.

En definitiva, tengo la sensación de  que la Ciencia y la Tecnología son las verdaderas fuentes inspiradoras de este nuevo movimiento y, sinceramente, me parece una decisión acertada dejarse guiar por cierto espíritu científico en nuestra vida y dotar a nuestra sociedad de una mejor y mayor estructura científica.

Una respuesta a “Ciencia para el optimismo pragmático

  1. Gracias por dar a conocer este libro, concuerda bastante bien con mi forma de ver las cosas y apoya la tesis de que la ciencia tiene mucho que aportar a la sociedad desde el punto de vista del método. Un saludo!

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